hoy lo vi de nuevo. esta vez no nos cruzamos porque yo iba en el colectivo comiendo mi manzana del mediodía y él estaba entrando al Banco Ciudad. ¿Qué hace en el Banco Ciudad? pensé primero. ¿Qué sabés vos y qué te importa además? me contesté. me dije es él, es él. y en lo que tardó el 36 en hacer dos cuadras, llegar a Díaz Velez y doblar en el Durand ya me había olvidado, hasta me quedé dormida con la boca abierta y todo.
es gracioso cómo las cosas pueden acomodarse y desacomodarse más allá de todo lo concebible decía Julio en uno de sus discos. cualquier día del año pasado hubiera matado por verlo, hubiera bajado del bondi a empujones y me hubiera tirado de cabeza en plena avenida para cruzarmelo de frente. este año ya lo vi tres veces, siempre sobre algún colectivo que va para el lado de palermo. la primera charlamos, la segunda nos hicimos los boludos y la tercera fue hoy. y todas, todas las veces me pasó exactamente lo mismo: nada. absolutamente nada. qué bueno, ¿no?
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