viernes, 1 de agosto de 2008
alma de lumpen
una vez con la mechi nos fuimos a pasar unos días al quilpo, después de una recorrida por el noroeste y el sur de bolivia. habíamos bajado hasta córdoba para ir al cosquín rock el día de las bandas metaleras así que no teníamos un peso. tiramos la carpa ahí al lado del río, en una franja de costa a la que se llama tío rico, por el nombre del cuidador, un viejo borracho que vive por ahí cerca y cría cabritos. dice la leyenda que el dueño de las tierras se las dejó en herencia y el tipo cobra, o cobraba en aquel entonces, dos pesos para pasar el día y cinco pesos por carpa. nosotras no teníamos cinco pesos, no teníamos nada más que una botella de aceite, un poco de yerba, una lata de pulpo a la gallega, dos sobres de sopa knorr y dos cabezas de ajo para vivir tres días. de día la playa se llenaba de familias cordobesas y grupos de chicos que jugaban a ver quién se tiraba desde la roca más alta. todos iban desapareciendo cuando empezaba a caer la tarde y nos quedábamos mi hermana y yo, juntando ramas y leña para prender una cocinita al lado del río bajo un cielo de estrellas infinito. uno de esos días, cuando ya todos se habían ido y la mechi y yo nos disponíamos a juntar las lonas y las cosas del mate, vi brillar en la arena una galletita y el primer impulso fue agarrarla. lo pensé dos segundos, la sacudí un poco y me la comí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
jajajajajajajajaajajaj!! me la habías contado y me rei tanto como ahora imaginandote más flaquita (por inanición, claro) y tirándote sobre una galletita!
amiga, por enésima vez te dejé en banda con lo de las danzas, y encima sin crédito pa contestarte. me llegó tu mensaje, me llegó tu amor y todavía se demora esto de ser vecinas. pero ya vendrá. deseo verte!
eva, tenés un premio esperando en mi blog...!
Publicar un comentario