half a day in the life

7: 30 am salgo toda apurada con mi mochi para el día y la bolsa con el almuerzo y la muda de ropa, en una mano las llaves y en la otra el tecito de llantén que no me pude tomar en la cocina. y veo un 168 allá en la otra esquina, y sabía que si no me tomaba ése llegaba tarde a la clase, pero no podía correrlo porque el tecito, viste. y por un momento, lo pensé, pero después, no, me quedo con mi tecito. y hubiera llegado tarde, sin duda, y lo peor no hubiese sido nadar diez o quince minutos menos sino la cara de perro de la señora de la recepción, pero oh, no, justo cortó el semáforo y el 168 me esperó a mí a que llegara a la esquina, cruzara la calle y me subiera con mochi, bolsa y tecito, 90, por favor, gracias. así que ya, desde ahí, una cara de perro menos, vamos bien.
8 am, ya en la pile, en ojotas y con gorra y antiparras incluidas, me encuentro con el señor guardavidas. buen día, día. nos miramos, me sonríe. invíteme a salir, señor guardavidas, quiero decirle. veámonos en algún lugar que huela menos a lavandina a alguna hora del día que no sean las 8 de la mañana. ¿hoy no? bueno, la próxima tal vez. lo prometido es deuda.
¿dónde estás? me pregunta seba. where do you live? parece que tuvimos un fin de semana complicado, me dice seba. me río, nos reímos. hace bien nadar tempranito, y ni te cuento reírse.
12:15 pm, 141 para llegar de primera junta a palermo en media hora. me estoy calzando los auriculares para escuchar algo, para sacarme de los oídos un poco el bullicio de quinto año, el cual se merece toda una reflexión aparte - ser profesor en quinto año es kamikaze, pienso a veces. en el colegio de palermo renunciaron 3 en lo que va del año -, y de refilón veo una persona que se para adelante mío: no vas a poder creer que soy yo, pero soy yo. ja! divina, siempre con esa buena onda característica, siempre me hace reir. ¿hace cuántos años ya? ¿te acordás? martu que se tiraba al piso para ver debajo de nuestra pollera, los señores y señoras que llegaban a eso de las 7 para meditar y nosotras haciendo malabares para que nadie se diera cuenta de que eso no era un instituto, era un circo hecho y derecho. ¡veámonos, claro! ¡qué alegría encontrarte!
sentada en el comedor del colegio, rodeada de niños y niñas que corren como si todavía no les quedara media jornada por delante, emponchada y tomando mi sopita de aduki de un tupper transparente, parezco una homeless. los niños y niñas me miran, no saben bien quién soy ni qué es eso que estoy comiendo, comentan entre ellos, tal vez hasta lo cuenten en sus casas. para mí ya es la hora así que subo.
me cruzo en el pasillo con flor L que me abraza y me dice que que está descorazonada, que hoy necesitaba venir para charlar, que sabe que nuestro encuentro le va a hacer bien. lucas f me tira un ¿te gusta black sabbath? y después me pasa un triple de deep purple para almacenar. no me trajiste el de los who, todavía, le digo. el miércoles, me promete. patricio r me grita desde el fondo ¡e, te amo! y johanna me saluda con un ¿cómo le va, vampiresa? y a todo esto es recién la una y cuarto pm, so you can imagine.